"A la mágica y poderosa creación"


lunes, 8 de noviembre de 2010

La era de la información

Somos nosotros los que decidimos cual es el sendero que queremos transitar, eso que llamamos libertad. No dejemos que nada ni nadie se interponga en nuestro sendero y destruya nuestros sueños

Siendo la 1:30 de la mañana, el silencio de la noche una vez más se hizo amigo, me acaba de encontrar y apenas me da su abrazo empiezo a ver frente a mis ojos la magia de la creación.
Y contemplando ese silencio descubro la invitación a mi próxima redacción, es que me siento en la necesidad de escribir sobre esta vida de ciudad que hoy nos está tocando vivir, donde fuimos creciendo y ya de grandes asumimos un rol que sin darnos cuenta tenía destinado para nosotros esta era de la información. Y sin querer nos subimos a esa ola para convertirnos en prisioneros de esta era en donde el tiempo parece volar: comemos como animales, corremos para cumplir con todas nuestras obligaciones y consumimos pastillas para dormir el menor tiempo posible, así y todo permítanme asegurar que llegaremos tarde a nuestros próximos compromisos.

Esta era que nos va saturando con tanta información, entretenimiento y máquinas que simplifican nuestra vida para que seamos felices, sin embargo cada vez nos encontramos más complicados e infelices. Inmersos en una batalla tecnológica que nos va creando necesidades que quizás nunca tuvimos, pero que igual nos convierten en esclavos de esa adicción. Y seguimos viajando, rebosados de un excedente material que difícilmente logre llenar nuestro vacío inmaterial.

Y así estamos, con la cabeza ocupada en todo momento, prisioneros de nosotros mismos, de nuestros sueños que han quedado olvidados y no pueden trascender. Y la pelota que sigue rodando y de tanto correr ya no sabemos si la estamos llevando para donde deseamos alguna vez. Y allí esté tal vez la estrategia de esta era, la de mantenernos ocupados, sin tiempo para que profundicemos nuestra búsqueda interior, fuente de toda creación.

Por eso digo amigo lector, que tal vez también esté arriba de esa cómoda ola que lo va empujando, que es momento de parar la pelota, levantar la cabeza y mirar en que parte de la cancha estamos, para que seamos nosotros los que determinemos hacia donde queremos realmente ir, seamos nosotros los que elijamos la ola que vamos a surfear.