"A la mágica y poderosa creación"


jueves, 15 de octubre de 2009

Salir a perder: salir a aprender

"Salgamos a perder, salgamos a aprender; que hay mucho por ganar"
Alguna vez me pregunté que pasaría si nos limitamos a acatar los consejos de quienes nos invitan a andar por la vida con cuidado. A no arriesgar por temor a perder.

Sé de un pueblo donde sus habitantes viven aferrados a esta ideología. El tiempo parece correr en forma más lenta. El día se hace más largo en el pueblo de los "seguros". Sus habitantes son buenas personas. De noche la gente no sale del círculo que delimita su pueblo por temor a la inseguridad. En los conciertos, recitales y partidos de fútbol la concurrencia es baja, pues la gente no quiere arriesgarse a trasladarse hasta el lugar del evento, ante la posibilidad de que ocurra algún accidente o que la concentración de masas ocasione algún malestar; es por eso que la mayoría elige observarlos desde la tv de su casa.

Son pocos los que tienen el coraje de abandonar su pueblo, en busca de mayor prosperidad. La mayoría opta por no cambiar las variables en las cuales gira su universo. Vivir aferrado a la rutina parece ser la mejor alternativa. Lo cierto es que también son pocos los problemas, y dolores de cabeza que pueda ocasionar habitar este pueblo. Aunque a veces la vida parece aburrida en el pueblo de los "seguros", les puedo asegurar que también parece muy cómoda.

Los proyectos nuevos, sólo quedan en ideas, rara vez se ponen en práctica, es muy grande el riesgo a fracasar en el intento.

Conozco la historia de aquellos valientes que alguna vez tuvieron el coraje de atravesar la gran montaña que separa el extremo oeste del pueblo. Diseñaron la expedición, se provisionaron de los elementos necesarios, eligieron el camino que parecía más indicado y luego de varios meses de diseño y planificación comenzaron a escalar. La expedición duró apenas 1 día. Fue muy grande el temor a estar solos, la noche fue muy dura, poco a poco comenzaron a sentir que se estaban alejando demasiado del pueblo, que algo peligroso comenzaba a aproximarse. Los incomodaba no tener una certeza.

Finalmente llegué a la conclusión que si todos los pueblos fueran como el de los "seguros" el hombre, entre otras tantas cosas, nunca hubiera podido volar, por temor a perder la vida en sus intentos de prueba; al día de hoy que no conoceríamos que el océano atlántico divide continentes distintos.

Que difícil sería avanzar si no nos animamos a probar y errar, si no estamos dispuestos a fracasar. Es cierto que ante la incertidumbre tenemos mucho que perder. Toda nueva actividad tiene un riesgo, y en el desafío de aprenderla, debemos correr ese riesgo a perder algo que queremos, es parte de ese proceso de aprendizaje.

Siempre habrá alguien que nos dirá "cuidate" (como me molesta esta palabra!), o "cuida tu trabajo". Casi que nos están invitando a no salir a experimentar, limitandonos la posibilidad de vivir nuevas experiencias, reduciendo todo nuestro potencial. Por que nos invitan a reducir el riesgo?

Salgamos a buscar el riesgo, salgamos a vivir, salgamos a buscar nuevas aventuras.

Si no hay desafíos, si no hay algo nuevo por aprender, si ya estamos hechos, entonces se apaga la vida.
Por eso que no se apague nunca ese espíritu aventurero, esas ganas de explorar, de romper con la rutina, de abordar nuevos caminos, de salir a andar sin un destino.

Salgamos a perder, salgamos a aprender; que hay mucho por ganar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario